El boxeador herido Reviewed by Momizat on . En los últimos años estamos asistiendo a un desfile de escándalos relacionados con la clase política que sonroja al menos pintado. Es bochornoso levantarse día En los últimos años estamos asistiendo a un desfile de escándalos relacionados con la clase política que sonroja al menos pintado. Es bochornoso levantarse día Rating: 0
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El boxeador herido

El boxeador herido

En los últimos años estamos asistiendo a un desfile de escándalos relacionados con la clase política que sonroja al menos pintado. Es bochornoso levantarse día tras día, leyendo noticias que ruborizan y te escandalizan y te reafirman en que «esto no tiene remedio».

Malversación, cobro de donaciones no declaradas, enchufes del más alto nivel, especulación, prevaricación….y así podríamos continuar mucho más. Se extiende la idea de que somos un país poco fiable (curioso porque hace muy pocos años estábamos en la vanguardia y eramos un modelo a seguir), tanto a nivel nacional como fuera de nuestras fronteras, «un país de mierda» dicen muchos en la calle. La desconfianza se adueña de nuestras vidas y la queja se convierte en un válvula de escape inútil que no consigue su objetivo principal.

El desánimo es generalizado, en parte, porque hemos entregado nuestro futuro a un puñado de aprovechados que ven su carrera profesional y pública como una forma de «financiación privada» que nos indigna y nos atormenta en los peores momentos.

Pero no nos engañemos, nosotros les dimos ese poder y aún así, asumiendo el terrible despropósito y la angustia que crea, al ver noticias de este tipo, pienso que nuestra responsabilidad como ciudadanos debe ir más allá y por tanto exigir, cada uno desde su posición, un cambio a nivel general que produzca una regeneración del sistema.

No podemos quedarnos al margen de las decisiones que más nos afectan. Toda la culpa de lo que nos ocurre no la tienen los políticos. Ni siquiera el sector bancario, que tanto se ha aprovechado de nosotros en los últimos años. Un ejercicio de autocrítica es necesario para todos, incluidos nosotros. Si nos quedamos en la queja, si nos quejamos de los políticos, de los bancos y de las grandes empresas, no vamos a conseguir cambiar nada.

En la política hay de todo, y lo sabemos, también gente honrada como la mayoría de los que trabajamos cada dia pensando en cumplir con nuestro cometido.

Debo tener mucha suerte o ser muy tonto (o ambas) pero estoy rodeado de gente que cumple con sus tareas: trabajadores del sector privado, trabajadores del sector público, pequeños empresarios, desempleados, estudiantes,…. que sufren en sus carnes y cada uno en su medida y según sus condiciones esta maldita crísis.

Pero lo que yo observo es que cumplen….síiiii cumplimos, los trabajadores intentamos hacer nuestro trabajo lo mejor posible (públicos y privados) a pesar de los recortes, las subidas de precios, los impuestos que no dejamos de pagar…las pequeñas empresas que pueden subsistir han hecho y siguen haciendo sacrificios a diario para poder mantener sus negocios a flote, los estudiantes estudian con la convicción de que habrá tiempos mejores y que tendrán la oportunidad de desmostrar su profesionalidad más pronto que tarde y los desempleados, buscan empleo, en España, en el extranjero, continúan formándose y esforzándose por adaptarse a los cambios.

No, no somos un país de mierda. Me resisto a esta idea derrotista que nos infunde una profunda desesperanza respecto a lo que somos, lo que hemos hecho y lo que pretendamos hacer.

Somos un país herido pero con capacidad para salir adelante. Lo creo firmemente y no me considero nacionalista ni nada parecido. Sólo creo en el colectivo, en la suma y que si sumamos todos (al menos un alto porcentaje), la situación cambiará y respiraremos.

No debemos dejarnos llevar por el desánimo que nos conduce a la desidia y a la inacción. Hoy más que nunca tendremos que sumar esfuerzos y creer en nosotros mismos. No esperemos nada de nadie, porque no llegará. Caminemos y sembremos porque no somos un país de aprovechados.

Somos el boxeador golpeado y maltratado, sentado en una esquina del ring, con el cuerpo magullado por los golpes y el cansancio en nuestra mirada. A pesar de todo, aún disponemos de aliento suficiente para un asalto más, a pesar de oler la derrota, confiamos en nosotros, nos queda un golpe, sólo uno más. En cuanto suene la campana nos levantaremos, nos fajaremos, trabajaremos nuestra táctica y en el momento que creamos oportuno, lanzaremos nuestro golpe definitivo. No hay más, depende de cada uno de nosotros, todos somos ese boxeador que quiere noquear la situación. Quedan pocos segundos y tienes que pensar en ponerte en pie, firme, con la guardia alta y dispuesto a luchar…….5,4,3,2,1…..Suena la campana…..¡¡¡Vamooosssssss!!!

 

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